EL OTRO DÍA

El otro día, ese en que te levantaste

con el propósito de hacer limpieza

de las cosas arrinconadas

en un cajón de tu pasado inquieto.

Si querer te reencontraste

con los instantes olvidados

en ese álbum de fotografías;

de colores desteñidos,

de sonrisas congeladas,

de muecas desfiguradas

y lagrimas pintadas.

En tu memoria peregrinaron

las imágenes de aquellos sueños

que se habían conformado

con permanecer en el recuerdo

tras la máscara de la vida

acompañándote

en la sombra de tu sueño.

Cierras los ojos, en ese instante

en que una fotografía

se escurre entre tus dedos

y todo es como antes

del otro día.

Los niños vuelven del colegio,

desbocados y hambrientos,

los zapatos en el pasillo,

las mochilas en la cocina;

los gritos del letargo

sacan a los abuelos

que en su siesta caminan,

a su abuela le piden

chocolate y mantequilla.

El desgarro de una voz llorosa

pronuncia tu nombre, es tu nieta

que su hermano una burla le deja,

pidiendo el consuelo

de una abuela consentida

que está dándole color

a la fotografía de un recuerdo

de la historia de su vida.

Abres los ojos lentamente

en mitad de la sombra

de ese día del recuerdo

y en la claridad del nuevo día

escuchas la algarabía del ayer

en el silencio del hoy,

donde el murmullo de un suspiro

recorre la habitación

sin saber qué hacer con él.

 Igual que con tu vida,

que solo le quedan recuerdos

de una inocencia perdida,

una vida que tú crees

que está vacía,

cuando en realidad

está llena de emociones y sentimientos,

de pasiones no olvidadas,

de ilusiones realizadas,

que tú has escrito

en el diario de tú vida,

en los retratos de tu memoria.

 

Pippo Bunorrotri.

 

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