LA MIRADA DEL ABUELO

Os veo ahora, Valentina y Nicolás,

dos niños que estáis aprendiendo

a caminar por la vida,

vais al colegio, jugáis, aprendéis,

soñáis en presente

sin importaros el futuro,

dibujando un pasado,

escribiendo esa inocencia vuestra

en las blancas paredes

que se ira, la inocencia,

en el suspiro del tiempo.

Cuando los años hayan caminado

con el tiempo deslizándose por su ladera,

veré desde mi atalaya de anciano,

donde el silencio anida,

como habéis dejado de ser niños

siendo mujer y hombre

con vuestro propio destino,

con vuestro trabajo e historia,

con vuestros deberes, obligaciones

y preocupaciones

que debéis resolver

con aciertos y errores…

no inquietaros

son las sombras de la vida…

Es posible, tal vez

en ese valle de responsables

haya una sombra

que os recuerde a mí.

Ahora me veis,

con esa mirada inocente

donde los imposibles no existen,

donde la sorpresa deja preguntas

que respuestas importen,

mientras jugáis con vuestros sueños

y yo escribo un poema

o una historia inacabada…

Así es como quiero quedarme

en vuestra memoria,

escribiendo ese poema

que nadie vera,

porque los años caen

del árbol de la vida

donde alguna fruta no madura.

Vosotros seréis mayores

y vuestros hijos preocupaciones

y alegrías traerán

y yo ya me abre ido

en el recuerdo del olvido,

pero espero,

que cuando lleguéis a esa edad

donde recordar la infancia

es alegría,

me halléis a vuestro lado

escribiendo este poema.

 

Pippo Bunorrotri.

 

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