MUERO

Muero en el pasaje

de un corrido día

dejando que se valla

en el alegre aleteo

de una gaviota

que borra la luz

de mi mirada.

 

Mis pensamientos

se quedan amordazados

en el póstumo suspiro

de ese instante delatado

en la tregua

de una lagrima

del segundo

sin lamento.

 

Los sueños,

mueren cada noche

y su dicha

en el aquí o allá

de un parpadeo

inquieto de unos ojos

que miran el adiós.

 

Cada día muero

en la cuna de la almohada

dejando que mis palabras

en el desconsuelo lloren,

al difunto del sueño

dejando que mi sombra

tenue se recorte

en el nuevo amanecer.

 

Pippo Bunorrotri.

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