26 Nov LA CIUDAD QUE AME (La Coruña)
Han pasado años troquelados
en las efemérides de mi vida
en ellas crónicas se han escrito
y mi pequeño fantasma silencioso
ha salido a pasear por la senda
de la memoria, llevándome
a esa ciudad manceba
de mi recién estrenada andadura
por los añosos lugares
de una semblanza desconocida,
y esa ciudad… fue la primera,
quizás, la más querida,
colgada sobre acantilados,
con un faro que destella
y un mar espumoso
que sus pies besa.
En aquella época
en que la tolerancia
empezaba a caminar,
lo mismo que mi semblanza,
sin la mirada déspota
del tirano que gobernó
y con unos ciudadanos
que pedían perdón
y unos políticos
que buscaban
arrepentimiento
por los pecados
de quien gobernó.
Tú! Ciudad de rancia crónica
me mostraste la destemplanza
de una sociedad ilusionada,
la leve brisa de tu mar
magreo mi rostro
el primer atardecer
contemplando
un horizonte caliginoso,
despertándome del sueño
de un mozuelo de provincias
atosigado por sus temores.
Me diste la fina lluvia
de aquellos amaneceres otoñales
que lavaban mi rostro
de casto engreído,
la distancia del desasosiego
aquietaste en los anocheceres
de amargo café y orujo quemado
implorando meigas en el fuego,
a cualquier hora,
de las tardes alargadas
en tascas de penumbrosas callejuelas,
donde lo cotidiano, era deserción…
era un verso suelto
para un poeta indiferente.
Siempre me acordare
del cielo ensombrecido
donde sus nubes
jugaban a ser agoreras
de un día de paraguas
y gabardina.
Me acordare del ruido
de la troquela-dora del periódico
que escribía las crónicas del día,
acompasando mi sueño
de cháchara y borrachera,
de horas de estudio
donde la fantasía
solo era una recurrencia.
Tu nombre, es imán de imágenes
que acuden a mi reparo
con el beneplácito
de una memoria alegre…,
las turbias y vanas
acuden timoratas
y vergonzosas,
pues muestran
lo vulgar de una época
donde nos deslumbrábamos
con recelo, y donde
libertad era descubrimiento.
Recuerdo tus calles
atribuladas y feudales
compartiendo mis pasos,
las esquinas de mis soledades,
los soportales de mis besos,
las callejas de mis silencios
después de amar
la pasión de un deseo…
guardo lo triste y lo alegre
en la misma mochila
donde llevo esta vida
que escribe la biografía
de mi pequeño
fantasma misterioso.
Pippo Bunorrotri.
lallavedelaspalabras
Posted at 18:26h, 26 noviembre¡Qué bonito, Pippo! Mi ciudad…
admin
Posted at 19:42h, 26 noviembreGraciñas. Un apreto