11 Ago EL LATIDO
Lejos muy lejos
más allá del horizonte
de la tundra de niebla,
donde el abismo del vértigo,
lo absorbe en sus tinieblas,
siento como el latir
de mi corazón enjuto
me convoca con su palpitar
a la tierra de nadie
desde el solio
de su agonía.
Dejo mi cuerpo momificado
mirando hacia dentro
contemplando sus heridas
y con lo memoria
de mis pies,
camino lento
hacia ese encuentro,
solemne,
arropado por la luna
que mis pesares guarda.
Deambulo con la borrachera
de la confusión
por una senda
que no se a donde da
avanzando en la noche
de los ignorados
por la huella arrogante
del tiempo
donde el día lleva
la pálida señal
de la soledad.
Con los ojos de otros
miro la blanquecina colina
donde se ha quemado
el jeroglífico del silencio
como un fantasma del adiós
en el naufragio
de la vida.
El zumbido
del lenguaje
de los mudos
asciende dentro de mi
hacia esa morada
donde la es-finge ciega
escribe mi nombre
en la sombra
de un rey herido
que fue hombre
en el sueño despierto
del mundo que sueña.
Pippo Bunorrotri.
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