27 Ene AQUELLA PRIMAVERA
Aquella primavera que estuve contigo
que a las seis en punto de la tarde
en el parque de la mal querida
te esperaba,
escribiendo sueños
en la memoria.
Aquel día de primavera
que la lluvia nos sorprendió
cogidos de la mano
en la cuesta de las Carbajalas
y abrazados corrimos
a refugiarnos bajo los soportales
del Palacio de Miraflores,
donde nuestra caricias
secaban el deseo
que nos empapaba.
Aquel domingo de cumpleaños
de mi primo el duende,
a las ocho de la tarde
en la penumbra de la disco
con el aroma de mil sabores
y los rostros disfrazados
con mil caretas de colores,
bailamos melodías lentas
con nuestro cuerpo pegado
y el pulso acelerado.
Aquel fin de semana
que a mis padres mentimos
y a los tuyos engañamos,
los dos nos encontramos
en casa de mis abuelos,
que hacía tiempo
se habían despedido
dejando en la casa
el polvo de su recuerdo,
nosotros descubrimos el amor
tatuando nuestros besos
en los surcos de la piel
que en el alba resplandecieron.
Aquella primavera se fue,
como se van las cigüeñas en invierno,
vinieron otras que contigo no estuve
porque tú volaste como golondrina
al alero de otro tejado
donde otro nido cobijo te otorgo
qué alegría dio a tu vuelo
y yo como gavilán osado e inquieto
volé sobre las colinas
buscando nidos
que cobijo quisieran darme
por un invierno.
En esas primaveras,
que vinieron después
de aquel frío invierno,
que no estuve contigo
despertándome en una cama
que no era la tuya,
con otro cuerpo desnudo
olvidándome del olvido
llenando el vacío.
De aquella primera primavera
que sobre mi piel dejo cicatrices
y en mi alma una historia
en blanco y negro,
y en mi mente
un recuerdo frío
de lo vivido,
que a veces, sin esperarlo
a mi pensamiento regresa
la intensidad de aquella primavera
que ahora solo es una historia
borrosa en la memoria.
Pippo Bunorrotri.
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