AQUELLA PRIMAVERA

Aquella primavera que estuve contigo

que a las seis en punto de la tarde

en el parque de la mal querida

te esperaba,

escribiendo sueños

en la memoria.

Aquel día de primavera

que la lluvia nos sorprendió

cogidos de la mano

en la cuesta de las Carbajalas

y abrazados corrimos

a refugiarnos bajo los soportales

del Palacio de Miraflores,

donde nuestra caricias

secaban el deseo

que nos empapaba.

Aquel domingo de cumpleaños

de mi primo el duende,

a las ocho de la tarde

en la penumbra de la disco

con el aroma de mil sabores

y los rostros disfrazados

con mil caretas de colores,

bailamos melodías lentas

con nuestro cuerpo pegado

y el pulso acelerado.

Aquel fin de semana

que a mis padres mentimos

y a los tuyos engañamos,

 los dos nos encontramos

en casa de mis abuelos,

que hacía tiempo

se habían despedido

dejando en la casa

el polvo de su recuerdo,

nosotros descubrimos el amor

tatuando nuestros besos

en los surcos de la piel

que en el alba resplandecieron.

Aquella primavera se fue,

como se van las cigüeñas en invierno,

vinieron otras que contigo no estuve

porque tú volaste como golondrina

al alero de otro tejado

donde otro nido cobijo te otorgo

qué alegría dio a tu vuelo

y yo como gavilán osado e inquieto

volé sobre las colinas

buscando nidos

que cobijo quisieran darme

por un invierno.

En esas primaveras,

que vinieron después

 de aquel frío invierno,

que no estuve contigo

despertándome en una cama

que no era la tuya,

con otro cuerpo desnudo

olvidándome del olvido

llenando el vacío.

De aquella primera primavera

que sobre mi piel dejo cicatrices

y en mi alma una historia

en blanco y negro,

y en mi mente

un recuerdo frío

de lo vivido,

que a veces, sin esperarlo

a mi pensamiento regresa

la intensidad de aquella primavera

que ahora solo es una historia

borrosa en la memoria.

 

Pippo Bunorrotri.

 

 

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