LA PUESTA DE SOL

En el atardecer de un verano,

de detener instantes en la mente,

como demente pintor,

el cielo pinta

esa puesta de sol

única en la memoria.

 

Con sus amarillos fosforitos,

sus naranjas pálidos,

sus ardientes rojos,

sobre el lienzo

de ese mar desprevenido

que adormece sus horas

en el leve traqueteo

de las olas.

 

En la ligera brisa flota

la fuerza de sus colores

que se convierten

en una fantasía

en movimiento,

que troquela formas

sin bauta, ni rostro.

 

No son más que destellos

de un pensamiento

sin miedo,

que alimenta los sueños

del instante

de esa nítida noche

que se acerca.

 

Pippo Bunorrotri.

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