20 Feb LAS ELECCIONES
Ya las elecciones se han marcado
en fecha y hora, para después
de que los papones resignados
hayan peregrinado con los santos
mostrando sus purpurados mantos
en el recogimiento de sus oraciones.
Ya los generales,
preparan sus estrategias
de mentiras y engaños
arengando a sus capitanes, para
que lleven a la legión de soldados
ataviados sin obsolescencia
al campo de batalla
donde han de librar,
una guerra,
sin espadas y con papeletas
que llenen los escaños
de un congreso que murmura
los encantos de una victoria,
que amarga ha de ser
en el devenir del tiempo.
Ya en los cenáculos de las peceras
se venden ilusiones y sorpresas
de unas promesas, que son retales
de una realidad vivida y denodada
que se vuelve tozuda y dudosa;
con cada palabra que se dice
en los mentideros
de los diarios escritos,
que disfrazan mentiras con verdades
y verdades que corrigen con engaño,
donde los gestos cotidianos
que son esas elipses
que complementan
lo que dicen,
los peces de la pecera.
El tiempo que falta
para que las urnas muestren
las esperanzas de un pueblo que sueña y sufre;
las fiestas en las plazas públicas,
son rumores, de quien tiene
mejores promesas a la venta
y en los saraos, que el generalato organiza
con lujosos convites, con vino y cerveza
y majestuosos torneos de palabras
donde las descalificaciones y los improperios
son las cuadrigas unidas por una “yunta”
que en la arena de la disputa
derriban de muerte el contrario,
lavando sus pajes,( esas sombra que corrigen),
las heridas del golpe de la palabra lanzada,
antes de que llegue el día señalado
de la victoria o la derrota,
que en su noche quedara gravada.
En el atardecer del día señalado,
y el sol se esconde
tras la luna que se dibuja,
los generales se retiran
a las cámaras preparadas
para escuchar su silencio,
mientras esperan impacientes
el resultado de la batalla
donde el pueblo habla en silencio
y los capitanes
y su legión sumisa
aguardan el resultado
con curiosidad e impaciencia
formando corrillos en las calles
y en las plazas.
En los conventos,
de cristal, luces y cámaras
los monjes de las palabras ocultas,
esos que todo saben y nada dicen,
relatan los instantes de una batalla
donde las espadas, son papeletas
que hieren y matan;
que en los días venideros ilusiones desgranan
de una victoria que es derrota
y de una derrota que es victoria,
donde todos pierden y nadie gana,
dejándole al pueblo
una luz de esperanza
hasta la siguiente fecha
donde el pueblo vuelva
a hablar al silencio
a los generales que prometen
victoria y derrota.
Pippo Bunorrotri.
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