PEQUELO INFANTE

Tú pequeño infante

de mirada infinita,

de sonrisa ingenua

limpia y sincera,

que tus regordetes brazos

con tus diminutas manos

estiras al cielo

atrapando al latido

del corazón que suspira

por la esperanza

de un destino.

El tuyo.

 

Eres ese trigo dorado

que reluce en el alba

de los amaneceres.

 

Eres esa miel

que escorrentía

sobre la emociones

endulzando el sentir.

 

Eres el deseo

del jardín

de gardenias

y jazmines.

 

Eres el aroma

de una sonrisa

perdida sin pena

en el parpadeo

de un instante

en el recuerdo.

 

Eres el viento

del aliento del alma

que anhela el gemido

de una alegría.

 

Tú sollozo

es la melodía

del despertar

que anima la vida

en el horizonte

de un sueño.

 

(Dedicado a mi nieto Pablito)

Pippo Bunorrotri.

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